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O futuro dos nosos montes é de todos

Que papel teñen as consultoras forestais ante a nova normativa europea?

Luis Javier Sánchez Hernando – Dr. Ingeniero de Montes

 

El Pacto Verde (Green deal), aprobado por la Unión Europea en 2020, ha supuesto y requerirá un cambio sustancial en las relaciones hombre-medio en el ámbito rural.  

Los tradicionales planteamientos de gestión amenazan con quedar obsoletos en beneficio de un planteamiento holístico de la actividad, tanto agraria como forestal, con un enfoque centrado en la circularidad en lo productivo, el mantenimiento de la población en lo social, y la neutralidad de emisiones en lo ambiental. 

Este nuevo modelo sustituye al ya prácticamente obsoleto centrado en la sostenibilidad que, una vez asimilado por administraciones y empresas, ha mostrado sus limitaciones y necesita ser ampliado de cara al establecimiento de objetivos claros y concretos, antes prácticamente inexistentes, al menos desde un punto de vista institucional. 

Uno de los principales problemas que conlleva la nueva política verde de la UE es, sobre todo en España, que el tradicional alejamiento de la sociedad respecto de todo lo que emana de Europa (más allá de los cobros directos de las políticas agropecuarias) impide tener un conocimiento preciso de lo que está por llegar, y con ello, adaptarse plenamente previendo el impacto sectorial que habrá de producirse. 

En el ámbito forestal, hiper-inflacionado legislativamente, la labor de las consultoras forestales es clave, en una labor múltiple de conocer, interpretar, adaptar e implementar nuevas formas de trabajo, ofreciendo una consultoría nueva, que incorpore los cambios que se atisban en el horizonte y ofrezca a los propietarios (pequeños productores no tecnificados, asociaciones centradas en el negocio tradicional, montes vecinales necesitados de recursos) nuevas soluciones y productos que sirvan no sólo para prevenir el impacto que las nuevas normas y requisitos legislativos pueden imponer en los mercados tradicionales, sino para aprovechar las nuevas oportunidades que se han de generar (¡algunas incluso por definir!) y que, dadas las características del sector forestal gallego (amplias superficies arboladas, altas producciones, mundo rural extenso y disperso aunque con atomización de la propiedad) deberían suponer un fuerte impulso pata el sector. 

 

POLÍTICAS FORESTALES 

Uno de los principales problemas en el sector forestal, y específico del mismo en el ámbito de la producción primaria, lo constituye la falta hasta ahora de una política forestal europea, lo cual distorsiona tremendamente el marco normativo y dificulta su conocimiento. 

La entrada, en su momento, de los países nórdicos en la UE implicó en la negociación la inexistencia de una administración forestal europea y la inexistencia de una política forestal de la Unión, impuestas por aquellos países con objeto de proteger sus sectores forestales, de gran importancia económica en su PIB, y evitar regulaciones externas indeseadas, entendidas allí como injerencias. 

Esta posición (tan poco europeísta y, si se quiere, egoísta), tiene su traslado en los tratados de la Unión, donde, efectivamente, no se localiza nada parecido a una política agraria o pesquera común para el sector forestal. Para ello la Unión está diseñando su Estrategia Forestal Europea que, como su nombre indica, no tiene el rango de política, aunque permite ofrecer una imagen integrada de las afecciones que sobre el sector forestal otras políticas tienen.   

En todo caso, la principal conclusión es que, mientras los estados diseñan políticas independientes en materia forestal (en nuestro caso bajo el paraguas de la ley de Montes estatal, están las políticas forestales de las Comunidades Autónomas, competentes en la materia) la Unión Europea legisla sobre el sector forestal desde otros ámbitos donde tiene capacidad normativa: la propia política agraria común, la política medioambiental, la energética, etc… de tal forma que todas ellas, de obligado cumplimiento, acechan y afectan al sector forestal, generalmente por la vía de los mercados y (y esto es importante) sin tener en cuenta a los stakeholders puramente  forestales.  

Como consecuencia, una gran cantidad de normas que afectan a los sectores industriales y de transformación de forma obligatoria, afectan a la gestión forestal a la que condicionan. 

La falta de visibilidad directa de las nuevas políticas implica que las producciones tradicionales, verán sus mercados restringidos o modificados sin que haya normativa propia (e incluso contra la existente), simplemente por el hecho de que las producciones tradicionales, tendrán una más difícil  salida mientras se gestionen de la forma tradicional. 

Es aquí donde una consultoría de calidad puede constituir un elemento diferencial. Saber prever la afección que en la propiedad y gestión forestal tendrán políticas indirectas (como la energética) puede marcar un elemento claramente diferenciador en la gestión con la propiedad, frente a labores de consultoría basadas, exclusivamente, en una gestión pasiva de los recursos. 

 

EL NUEVO MARCO NORMATIVO. RESTRICCIONES Y OPORTUNIDADES 

La principal consecuencia que el Pacto Verde ha supuesto en el ámbito forestal es la adopción de un ambicioso paquete de medidas (conocido por Fit for 55) que promoverá (y de hecho, ya lo está haciendo) un acercamiento del sector forestal a la mal llamada neutralidad climática 

El marco estratégico es el siguiente: 

  • Mejora de la resiliencia de los bosques frente al cambio climático, lo cual ha de impactar en la elección preferente de especies autóctonas frente a alóctonas y en el diseño de técnicas selvícolas nuevas y adaptativas
  • Restauración de ecosistemas degradados, recuperando áreas afectadas no sólo por incendios y vendavales, sino de crecimientos deficientes, ocupadas por la agricultura y por plantaciones forestales no adecuadas
  • Promoción de una bioeconomía compatible con la biodiversidad, generando productos “verdes” de nueva generación apoyándose en la tecnología, y fomentando el mantenimiento y promoción de la biodiversidad actual
  • Incremento de las reservas de carbono en los bosques (masas fijadoras, preferiblemente autóctonas, con selvicultura que promueva la adicionalidad) y en el suelo, aumentando los objetivos un 37% (de 225 a 310 MtCO2eq), lo que implica una gestión novedosa de los restos que en los países del sur de Europa debe ser compatible con la limpieza de los montes y la prevención de incendios)
  • Promoción de usos duraderos de los productos forestales, como los correspondientes a la madera sólida. 

 

Al margen de identificar una clara huella centro y norte europea en todos estos planteamientos (muy asimilables en sus latitudes), es inevitable darse cuenta de que todas y cada una de estas medidas impactan en la actual forma de ver y gestionar el bosque, obligando a desarrollar nuevos objetivos no ya en el largo, sino incluso en el medio y corto plazo para las masas, y que sean comprendidos y asumidos por la propiedad. 

Estas estrategias ya se están traduciendo en políticas y objetivos concretos: 

  • Protección estricta de bosques primarios y de crecimiento lento
  • Objetivos obligatorios de restauración forestal
  • Plantación de tres mil millones de árboles adicionales para 2030
  • Creación de sistemas de pago para todos los servicios ecosistémicos
  • Fomento de prácticas sostenibles para la bioeconomía
  • Uso de madera aprovechada sosteniblemente para el sector de la construcción
  • Mejora del seguimiento de los montes en aspectos cuantitativos y cualitativos, mediante herramientas telemáticas e independientes
  • Promover planes estratégicos forestales autonómicos 
  • Involucración de la ciudadanía en la mejora del sector forestal 

 

EL PAPEL DE LAS EMPRESAS CONSULTORAS 

Frente al modelo tradicional de gestión forestal basado en el aprovechamiento de la madera, buscando la máxima producción (aunque mejorado recientemente con la certificación de la sostenibilidad de las masas forestales), conviene levantar un poco la vista e identificar algunos problemas que este nuevo planteamiento europeo establece: 

  • Fomento de la protección versus la producción
  • Limitación de la extracción de madera y biomasa de los montes 
  • Preferencia por especies autóctonas y en turnos largos
  • Los servicios ecosistémicos como futura producción principal 

 

Todo ello plantea al consultor la necesidad de trasladar un nuevo escenario en el que la rentabilidad de los montes (elemento que, no perdamos de vista, es crítico para el mantenimiento de las masas, bien sea con unas u otras producciones y que nunca debe ser puesto en juicio) ha de buscarse no en exclusiva, pero sí complementariamente, en nuevos productos y servicios, como la protección de la biodiversidad, la fijación de carbono, los aprovechamientos secundarios, etc… 

El sector forestal requerirá de la labor activa de los consultores forestales para convencer a los propietarios de que el modelo de producción, si no cambiado, debe ser ampliado, complementado y matizado con este tipo de producciones, y deberá hacerse cuanto antes para evitar cambios abruptos, pérdidas bruscas de rentabilidad y, en esencia, disminución de la gestión, y del trabajo. 

Esta labor de concienciación de la propiedad para su adaptación productiva, requerirá de las consultoras varias capacidades que deberá desarrollar: 

  • Tecnificación: la cada vez mayor necesidad de medir parámetros diferentes, diseñar estrategias para su gestión, y ser capaces de operar con ellos, conlleva una labor continua de aprendizaje. Los viejos (e incluso nuevos) planes de estudio universitarios para la profesión, han quedado obsoletos, sólo muy tangencialmente se tocan las nuevas necesidades y, generalmente, sin experiencia práctica por parte de los docentes. Las empresas deben especializarse en los nuevos requisitos, posiblemente de una forma pionera, pero con la gran ventaja de ocupar un nicho de mercado propio en el medio plazo. 
  • Diversificación: las consultoras deberán dejar de ser consultoras forestales / ambientales y deberán integrar en su conocimiento (no necesariamente gestión) los requerimientos, necesidades y exigencias del siguiente eslabón de la cadena de valor, implicarse en los problemas del sector industrial y avanzar soluciones al mismo. Sólo aquellas consultoras que tengan capacidad de operar con los clientes finales de los propietarios con los que trabajan, tendrán asegurado un futuro prometedor en la nueva economía forestal europea. 
  • Cercanía: es el momento de las pequeñas consultoras de pequeño y medio tamaño, que aporten valor por su conocimiento más que por su capacidad material o financiera propias, pero sobre todo, por la proximidad a los clientes; ser capaces de conocerlos en detalle y ofrecerles soluciones individualizadas y novedosas, convenciéndoles de adoptarlas, serán tareas cada vez habituales de los responsables de las empresas. Para ello, además de la mejora de capacidades y el desarrollo de nuevos conocimientos., se esperará de estas consultoras la creación de hubs de conocimiento y comercialización de productos, la colaboración con empresas industriales, la búsqueda de socios financieros, la creación de alianzas público-privadas, o la colaboración el entorno social de las zonas de actuación como ejemplos novedosos de funcionamiento. 

 

CONCLUSIONES 

El nuevo paradigma de crecimiento del que la Unión Europea ha decidido dotarse, al margen de los vaivenes que las crisis políticas, económicas y energéticas generan, cambiarán el modelo de gestión de nuestro sector forestal de forma inevitable y, previsiblemente, radical. 

Esto, más que un problema, constituye una oportunidad para las empresas de consultoría que, con un perfil de propiedad poco tecnificado en España, se encuentran en condiciones de desarrollar y explotar nuevos modelos de negocio a futuro. 

El momento es ahora, el camino es complejo, pero el reto apasionante.