Amancio Lavandeira Suárez se dedica a la gestión forestal sostenible en el ayuntamiento de Coristanco (A Coruña), en el lugar de Nogueira, perteneciente a la parroquia de Seavia. Amancio compagina la gestión forestal con su profesión de maestro en el ciclo superior de Paisajismo y Medio Rural impartido en la EFA Fonteboa. A sus 55 años, Amancio se declara amante de la naturaleza y del paisaje tradicional gallego.
Pregunta: ¿Cómo se introdujo en el mundo forestal?
Respuesta: Todo comenzó cuando heredé unas ocho hectáreas de montes, repartidas en dos piezas. Ahí fue cuando comencé a interesarme en la gestión forestal.
P: ¿Qué especies tiene plantadas y con qué objetivo?
R: Principalmente pino, pero también dispongo de zonas de bosque autóctona, con castaños y robles. De cara a el futuro me gustaría plantar más especies frutales para tener una mayor diversidad.
P: ¿Cómo conoció las certificaciones forestales y porque decidió certificar sus parcelas?
R: En la EFA Fonteboa organizamos jornadas para que el alumnado conozca las alternativas existentes en cuanto a la gestión forestal, para que conozcan las regulaciones europeas y las tendencias del comprado. Cuando tuve la oportunidad, vine claro que tener los montes certificados es una manera de darle un valor añadido a la producción de las parcelas.
P: La herramienta Bikenta permite gestionar los montes. ¿Qué aspectos son los que más le gustan?
R: Estoy contento con la herramienta, es muy interesante poder controlar desde lo móvil a gestión del monte. Creo que el más interesante son las opciones de tener las localizaciones de las hincas y los inventarios. Además se puede complementar con otros instrumentos para mejorar la gestión forestal.
P: ¿Cuáles son los principales problemas con los que tiene que lidiar el monte en Galicia?
Los incendios forestales es uno de ellos, producidos por el abandono del rural. Otro problema es la falta de mercado para todo producto forestal que no sea el eucalipto, lo que agudiza el monocultivo de esta especie. Además, vinculado con los monocultivos, tenemos las plagas y las enfermedades.
P: De un tiempo la esta parte se habla mucho de la “España vaciada”. ¿Qué medidas habría que adoptar para evitar la despoblación del rural?
R: Se queremos fijar población en el rural las políticas deberían incentivar la creación de valor añadido en este espacio, creando más puestos de trabajo y se perdería menos población. En la escuela también insistimos en la importancia de fijar a la población, de que las personas que trabajan en el rural también residan en el entorno.
P: Los fuegos los sufrimos cada año en Galicia y, cuando los montes están abandonados, los incendios son más virulentos y difíciles de controlar.
R: Hay una relación directa entre el nivel de abandono y el número de incendios. Los lugares en los que el monte está bien trabajado, ordenado y limpio, sufren menos fuegos. Una posible solución sería darle mayor valor añadido a la producción del monte, apoyar a la gente vinculando las subvenciones a las buenas prácticas, a la diversificación del monte, la fijación de la población en el entorno, a la ganadería extensiva… Otra opción que se hace en otros países, sería que la Administración limpiara los montes despistados y, posteriormente, cobre a los propietarios o les descuente el coste de la limpieza en el momento de vender la madera. De este modo, además y reducir el peligro de incendios, me los crearía puestos de trabajo.
P: Y el fenómeno del monocultivo en el monte, ¿cómo podría reducirse?
R: La Administración podría impulsar otro modelo de explotación forestal para evitar el monocultivo del eucalipto. Para eso, habría que primar la introducción de especies autóctonas, de turnos largos, que facilitaran otros rendimientos del monte, con mayor diversidad, que facilitaran sistemas silvopastorais extensivos, que posiblemente darían buenos rendimientos económicos, diversificados, y permitirían reducir el monocultivo y las problemáticas que acarrean en el referente a la biodiversidad. Darían mayor poder de negociación a los pequeños propietarios y permitirían tener ingresos de manera continuado. Parte del problema ven de que hoy prácticamente no hay comprado para la madera que no sea de eucalipto. La madera de los castaños no se debería pagar a precio de biomasa. Se quieres producir algo diferente del eucalipto o el pino, es muy difícil encontrar quien lo compre, y así la gente no se va a pensar en cambiar de cultivos. Entre que no hay un mercado para esas maderas, que además de ser buenas permiten otro tipo de aprovechamientos, y que no se hace una silvicultura idónea para la producción diera tipo de maderas que tenemos nos nuestros montes, al final acabamos importando madera de castaño o de roble.
P: ¿Qué opinión tiene del resto de actores en el sector: maderistas, aserraderos, industria, empresas de servicios?
R: Se perdieron muchos oficios que había antes alrededor de la madera. Hoy las grandes empresas concentran mucho poder, lo que deja a los propietarios y las pequeñas empresas con poco poder de negociación. Los madeiristas, que en muchos casos ayudan a la hora de vender la madera y de dar soluciones a los propietarios, a veces hacen grandes destrozos en pistas, vallados… Los aserraderos también tienen una parte en las problemáticas, ahora todo está orientado a la madera que le interesa a la gran industria, así cuando hay maderas para sierra diferentes de las habituales, todo son problemas, porque para ellos tiene un coste alto cambiar los elementos del procesado para adaptarlos la otros tipos de maderas.
P: ¿Cuál es el modelo forestal que se debería apoyar?
R: Para tener montes sostenibles, un medio rural vivo y mantener nuestro paisaje, hay que apoyar modelos alternativos al del cultivos intensivo para la celulosa. Hace falta poner en marcha modelos que apuesten por especies autóctonas, que generen valor añadido y que faciliten la creación de empleo. Por ejemplo, me parece ridículo que la IXP Castaña de Galicia no se aplique para todo el territorio, porque así desincentívase la producción de castaños, ya que la castaña de las zonas que no entran dentro del ámbito territorial de la IXP tiene mucho menos valor.
P: Nos gustaría saber su opinión con respeto a la problemática del minifundio y, por asociación, al relieve generacional en las explotaciones forestales.
En el problema del minifundio hay iniciativas de asociaciones de productores, consorcios…, pero su éxito pasa por incentivar las plantaciones más idóneas para cada zona, identificar a los titulares de muchas parcelas. La administración también tendría aquí una oportunidad para incentivar ese agrupamiento, y así procurar que pequeñas parcelas no queden abandonadas porque los propietarios no tienen manera de rentabilizarlas.
P: Por último, una de las características de este minifundio en Galicia es la manera en el que se reparten las herencias entre varias personas.
R: También hay soluciones, por ejemplo, cuando se reparte una finca entre varios, se puede emplear el pro indiviso para facilitar la gestión. Los gastos y los rendimientos del monte se dividen entre los propietarios proporcionalmente. Por otra parte, la Administración podría fijar unas dimensiones mínimas de las parcelas y evitar las divisiones excesivas.